lunes, 11 de febrero de 2013

¿La reforma educativa busca acabar con el sindicato magisterial?

Si hablan de una reforma integral entonces que también en las preparatorias y universidades, IPN, UNAM se establezca que la permanencia de los docentes dependa de sus méritos académicos y que de igual manera se les evalúe y que su permanencia no dependa de la negociación de los sindicatos.
 
Según los indicios para el gobierno evaluación significa que si un maestro no pasa un examen estandarizado perderá su trabajo y no se consideran factores de otro tipo que salen del control del docente.
 
La SEP a través del INEE va a evaluar para aprobar al maestro o reprobarlo. Y si lo reprueba no buscará superar los factores que están determinando el resultado desfavorable, lo que hará será despedirlo.
 
Cuando el articulista hace referencia a los profesores es únicamente a los de educación básica ¿porque los de los niveles medio superior y superior son la excelencia? ¿Hasta donde hay una visión crítica de la situación educativa cuando se cubren las propias deficiencias al encontrar al culpable en los profesores de primaria y secundaria?
 

La reforma aprobada va en pos de restarle un trozo de poder a Elba Esther; ¿O acabar con el sindicato como órgano de defensa de los trabajadores?

Reforma intensa e integral
José Blanco /I
 
Una reforma intensa, integral, reclama José Narro. El rector demandó: El país requiere una reforma educativa de fondo, integral, que contemple desde la educación prescolar hasta el posgrado, con la participación de todos los actores, que no pretenda atribuir la responsabilidad de la calidad educativa a un solo sector, que resuelva los temas y problemas de la infraestructura, cursos a docentes, de la calidad de los planes y programas educativos, y con acceso a medios complementarios para fortalecer el aprendizaje.

La reforma aprobada va en pos de restarle un trozo de poder a Elba Esther; pero la reforma constitucional no opera milagros. Si las leyes secundarias logran establecer que la permanencia de los docentes dependa de sus méritos académicos, habremos hecho algo académico indispensable al mismo tiempo, su permanencia dejara de depender del poder del nefastísimo SNTE. Quedará recortado un pedazo del poder de la maestra. Pero quedan muchos factores de poder más de la cacique del magisterio: las escuelas normales y las estructuras de administración pública de la educación en las entidades federativas, por ejemplo.

La reforma educativa aprobada se refiere a un factor de un tramo de la carrera educativa. De ella, lo que acojona a las direcciones del SNTE y de la CNTE es la evaluación.

Si después de aplicar las reglas definidas para la evaluación, un profesor resulta incompetente para cumplir su tarea, simplemente debe salir de la plaza que ocupa inmerecidamente, y ser indemnizado en términos de ley. Dejarlo en esa plaza es un crimen para los niños mexicanos.

Antes es indispensable definir y tener claridad sobre la evaluación: qué evaluaremos, para qué evaluaremos, cómo la haremos. Al respecto tenemos al menos tres definiciones de calidad o de vías para mejorarla: 1) la calidad paradigmática; 2) lo que con lenguaje administrativista suele ser llamado bench marking, y 3) la calidad programática. 
 
El concepto de bench marking puede ser traducido como las mejores prácticas. Una institución educativa puede observar, recoger y aun pedir auxilio a otra institución cómo lleva a cabo determinados procesos. Toma esas mejores prácticas, las adapta a su circunstancia y si tiene éxito, puede decir que, en esto o aquello, ha mejorado su calidad. Finalmente, la calidad programática consiste en fijar determinados objetivos y metas, a ser alcanzados una vez alcanzados podemos decir que nuestra calidad ha mejorado. 
 
Esta visión puede ser llevada al ámbito de los profesores. En México se evalúa para aprobar o para reprobar.

A un profesor se le ha de evaluar para determinar la calidad de sus competencias como docente. Aquí nos topamos con un problema severo. Todos los profesores de educación básica fueron formados en un paradigma educativo que hoy se halla en estado de total obsolescencia. De modo que si se les evalúa desde un paradigma que apunta hacia la formación compleja del acelerado desarrollo del conocimiento, los resultados de esa evaluación dirán que los profesores son un completo fracaso. Cualquiera puede intuir que los profesores en su gran mayoría son de calidad insuficiente.

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