sábado, 17 de mayo de 2014

Los 6 lados de la vaca

Infancia y Sociedad
 Los 6 lados de la vaca
Andrea Bárcena

Se aprende mejor a leer y a escribir si se hace como se aprende a hablar: por la necesidad de expresión y de significación. Lo demás viene después, a medida que los niños van utilizando las palabras para expresar lo que les interesa, les asombra o les asusta. Así funciona el método creado por el pedagogo francés Celestín Freinet.

En el Museo Pedagógico de París hay una pieza emblemática de la originalidad y creatividad infantil. Es un texto escrito por un niño de 10 años. Al parecer, la escuela le encargó escribir acerca de un ave o un mamífero, y esto fue lo que hizo:
“El pájaro del que voy a hablar es el búho. El búho no ve de día y de noche es más ciego que el topo. No sé gran cosa del búho, así que continuaré con otro animal que voy a elegir: la vaca. La vaca es un mamífero, tiene seis lados, el de la izquierda, el de la derecha, el de arriba y el de abajo. El de la parte de atrás tiene un rabo del que cuelga una brocha. Con esa brocha se espanta las moscas para que no caigan en la leche.
“La cabeza sirve para que le salgan los cuernos. Y además porque la boca tiene que estar en alguna parte. Los cuernos son para luchar con ellos. Por la parte de abajo tiene la leche. Está equipada para que se le pueda ordeñar. Cuando se le ordeña la leche viene y ya no se va nunca. ¿Cómo se las arreglará la vaca? Nunca he podido comprenderlo. Pero cada vez sale con mayor abundancia.

El marido de la vaca es el buey, el buey no es mamífero. La vaca no come mucho, pero lo que come lo come dos veces, así que ya tiene bastante, cuando tiene hambre muge, y cuando no dice nada es que está llena de hierba por dentro. Sus patas le llegan al suelo. La vaca tiene el olfato muy desarrollado, por lo que se puede oler desde lejos, por eso es por lo que el aire del campo es tan puro.

domingo, 11 de mayo de 2014

Agustín Pinchetti. Nuestro racismo

Nuestro racismo es fácil de observar y difícil de aceptar. No se circunscribe a las etnias explotadas salvajemente 500 años; debemos defenderlas pero no olvidar que subsisten, distorsionados, residuos de las castas coloniales. El mayor problema está en la discriminación de los mestizos. El grupo blanco criollo (12% de la población) domina el escenario: en los negocios, la cultura, la política y sobre todo en las aspiraciones. El mexicano/a anhela ser güerito, y hace lo imposible por parecerlo. La discriminación de los mestizos empieza por ellos mismos.
En forma obvia, el racismo se muestra por las preferencias erótico-sexuales. Basta con ver los anuncios en los programas de televisión y de otros medios. Los mensajes van dirigidos a la población blanca y excluyen al mestizo en sus diversas coloraciones morenas, ¡a pesar de constituir 80% de la población! Entre más rasgos físicos y culturales indígenas tenga un mexicano, serán menores sus probabilidades de alcanzar chambas bien remuneradas, altos destinos políticos, prestigios y parejas atractivas. Esto no se reconoce, pero pesa como plomo.
Este racismo hipócrita daña la cohesión de México. En realidad, por lo menos somos tres naciones divididas por barreras invisibles. La prepotencia de los blancos, la forma insultante como se refieren a los mestizos e indios (nacos) y la exclusión efectiva de los morenos es correspondida por el resentimiento feroz y oculto. Esta es una carga explosiva que ha empezado a manifestarse en la lucha política, pero que en determinadas circunstancias podría estallar, como ya lo hizo en la Revolución Mexicana.
¿Qué podemos hacer? Agustín Basave propone eliminar la 

propaganda racista en los medios. De qué sirve que se exalte el 

pasado prehispánico si se desprecia al indígena y al mestizo de hoy. 

Otros hablan de acciones afirmativas. La clave está en ampliar la 

conciencia del problema.

CRISTINA PACHECO. Tarde otra vez.

Mar de Historias
Tarde otra vez
Cristina Pacheco
De chica soñaba con ser una pintora famosa. Lástima que la necesidad me haya destinado para otras ocupaciones: sirvienta, chalana, mesera, peinadora y desde hace cinco años aparadorista. Trabajo en Dandy&Lady, una tienda en donde se alquila ropa de gala que exhibimos en dos maniquíes. Son hombre y mujer. A él le puseRodolfo (el nombre de mi mejor amigo en El Rosario) y a ella Mercedes, como se llamaba mi madre.
Este l0 de mayo, otra vez, no pude ir a visitarla al cementerio. Prometo que lo haré el año que entra. A ver si para entonces logro juntar lo que cuesta una lápida. Quiero que esté adornada con un ángel dormido entre rosas de Castilla. Eran la pasión de mi madre. Me platicaba que cuando era niña y vivía en Contreras, esas flores se desparramaban por encima de las bardas. Al recordarlo se le salían las lágrimas. Nunca le pregunté cuál era el motivo de su llanto. Jamás podré hacerlo. Será una más de las cosas que para siempre ignore acerca de mi madre.
II
A veces, cuando estoy trabajando conMercedes en el aparador, me figuro que es a mi mamá a quien visto con traje de noche. Nunca se puso uno, pero estoy segura de que soñaba con hacerlo. Pobre madre mía: lo mejor de su vida ocurrió en sus sueños. Espero que comprenda por qué no pude ir a visitarla este l0 de mayo. Ella conoció las exigencias del trabajo y el temor a perderlo.
Por eso, por miedo a que la despidieran del taller de costura, nunca asistió a los festivales escolares para el l0 de mayo. En mi escuela se hacían en el jardín central sombreado de frescos. El programa siempre era el mismo: palabras de la directora, recitaciones y bailables. El último era el vals Alejandra. Lo ensayábamos según las instrucciones de la maestra Delia. Impaciente, con voz sofocada, nos repetía: Uno, dos, tres, cuatro: a los lados. Adelante, atrás, vuelta, pero sin tropezarse. Háganlo con gracia, pensando en que bailarán para la mujer que les dio la vida y no para cualquiera. ¿Se dan cuenta de lo que eso significa?
En cuanto terminaba la música, el alumno más destacado le ponía broche de oro al festival, leyendo una composición. Sólo una vez me tocó ese alto honor. Cuando se lo dije a mi madre prometió que, a como diera lugar, asistiría a mi lectura. Pasé horas y horas escribiendo mi trabajo. Cuando lo terminé lo metí en un fólder sobre el que dibujé flores y mariposas.
Cada vez que en Dandy&Lady me toca hacer un decorado con esos motivos me recuerdo, niña todavía, inclinada sobe la mesa de la cocina tratando de dibujar en una cartulina blanca rosas de Castilla tan lindas como las que a mi madre le devolvían su infancia.
III
La noche anterior a que me tocara presentar mi trabajo no pude dormir. Pensaba en la satisfacción de mi mamá cuando me oyera leer en su honor, en los aplausos, en las felicitaciones, pero sobre todo en el momento de entregarle su regalo: una cajita de cartón transformada en alhajero gracias a una mezcla de charmés azul-cielo y engrudo.
Aquel l0 de mayo mi madre me despertó muy temprano. Quería tejerme una trenza doble y ponerme un toque de colorete en las mejillas. Me sentí importante. Nos reímos. Al despedirnos me aseguró que llegaría a la escuela a las 10 en punto para ver todo el festival. No le puse atención. Me pasé todo el tiempo buscando a mi madre entre los invitados. Confiaba en que llegaría por lo menos a la hora de mi lectura. No apareció. Leí para su ausencia.
A mi madre no le habían dado permiso de salir en horas de trabajo, a menos que se arriesgara a ser despedida. Por la noche, cuando regresó a la casa, me lo explicó mil veces, me pidió comprensión y disculpas. Ya más calmada, en tono de broma, quiso ver su regalo. Se lo di, pero le negué el beso que me pidió. Yo entonces no entendía que, por encima de nuestra voluntad, la vida vuelve inalcanzables aun las cosas más sencillas.
Ahora lo entiendo y sin embargo me siento culpable de que el exceso de trabajo me haya impedido ir a visitarla este l0 de mayo. Prometo que lo haré el próximo Día de las Madres. Para entonces, si ahorro, ya habré juntado lo que me cuesta su lápida. Quería que tuviera un angelito y su nombre, Mercedes, entre rosas de Castilla. Pensándolo mejor, en vez de angelito mandaré grabar lo que siempre le digo:Te amaré siempre.
IV
Aunque mi cargo sea el de aparadorista, en Dandy&Lady tengo muchas otras ocupaciones. Plancho, hago zurcidos, llamo a la tintorería, limpio anaqueles. Son tareas fastidiosas que no me disgustan; en cambio, me choca que Néstor me ponga a revisar los trajes y los vestidos que devuelven nuestros clientes.
Para firmarles la hoja de recibido y regresarles el depósito que dejaron al momento de llevarse la ropa, debo comprobar que a los esmoquins no les falte nada, que las faldas y blusas conserven sus adornos, pero sobre todo que las prendas no estén manchadas de bilé, sudor, perfume y otros líquidos raros. Hay personas, hombres sobre todo, a quienes la fiesta o el baile les provocan reacciones muy extrañas.

Durante las semanas que me toca hacer el papelito de revisadora odiosavivo esperando el día en que Néstor me retire del mostrador para que me dedique de lleno al decorado. Diseñar cualquiera de los cuatro que utilizamos en Dandy&Lady me encanta, pero me gusta en especial hacer el que corresponde a la primavera. Entonces me doy vuelo pintando cielos azules, nubes ligeras, árboles, mariposas, catarinas, flores. Mientras dibujo sueño que no vivo en El Bordo, rodeada de baches y basura, sino en una colonia llena de jardines en donde me despiertan el canto de los pájaros, las campanas de la iglesia y la risa de mi madre, feliz de saber que sobre las bardas de Contreras siguen desparramándose las rosas de Castilla.

lunes, 5 de mayo de 2014

RUBIO O BARBIE HUMANA

Ser rubio o barbie humana, la aspiración


Periódico La Jornada
Lunes 5 de mayo de 2014, p. 3
Un indicador del carácter racista de una parte de la sociedad mexicana es el uso extendido de tintes rubios para el cabello, en un país donde la gran mayoría de su población es morena y de pelo negro.
Al menos siete de cada 10 personas que se tiñen el cabello escogen tonos de rubio cenizo u oscuro.
Las principales razones son que los tintes de ese color te ayudan a verte más delgada, a aparentar menos edad o porque llamas más la atención.

Sobre las cremas para blanquear la piel, existen por lo menos cinco marcas de estos productos en el país pero no hay ninguna que sirva para volver la piel más morena.

¿SOMOS RACISTAS LOS MEXICANOS?

Incuestionable, el racismo en México
La discriminación, ”invisibilizada” en el discurso oficial
El gobierno hace nación mediante la homogeneidad; los diferentes están obligados a perder su identidad: académicos

Periódico La Jornada
Lunes 5 de mayo de 2014, p. 2
El carácter racista de la sociedad mexicana es un fenómeno incuestionable, surgido desde la época de la Colonia, cuando las clases dominantes establecieron todo un sistema de castas para justificar sus privilegios.  
Aunque el discurso formal sobre este aspecto ha cambiado en más de 400 años estas jerarquías quedaron profundamente arraigadas, estableciendo en el imaginario social la categoría de raza y asociándola a la supuesta inferioridad o superioridad de pueblos y culturas, reforzándola con frases del tipo: No tiene la culpa el indio, sino el que lo hace compadre o hay que mejorar la raza.
El racismo ha sido invisibilizado durante años con el discurso de que México es una sociedad mestiza, donde todos somos iguales, pero se pasa por alto que en esa supuesta igualdad los lugares más altos los ocupan quienes más se alejan de lo indio y se acercan a lo blanco.
Desde el siglo XIX, pero con mayor fuerza después de la Revolución, el gobierno “hace nación mediante la homogeneidad, de una ‘mestizocracia’ donde se busca asimilar a los diferentes”, quienes están obligados a dejar atrás su identidad.
La posibilidad de superarse
Una característica peculiar del racismo a la mexicana es que brinda a los diferentes la posibilidad de asimilarse al canon mestizo como una forma de mejorar.
“El racismo en México es de asimilación, no de segregación. Se piensa que es más benigno porque te dice ‘si te pones abusado, haces alguna alquimia y te adaptas, ya no vas a ser víctima de discriminación’, cuando el verdadero problema es que eso sea una opción”,
Otro rasgo singular de este fenómeno en México las posibilidades de combinación son enormes, lo que da lugar a un juego de apariencias en donde una misma persona puede ser discriminada en cierto ámbito, pero privilegiada en otro.
En un contexto eres el güero del grupo, en otro el más moreno y en uno distinto eres igual que los demás. Esa relatividad nos permite pasar de víctimas a victimarios, en una dinámica en la que una persona puede quejarse de que no la dejan entrar a un antro porque es morena, pero al mismo tiempo se cambia de banqueta si ve a alguien más moreno que él.
Despreciados por su físico
Aunque el racismo es una práctica de la cual no se habla a nivel institucional y que pocas personas admiten, la Encuesta Nacional sobre Discriminación  refleja que 23 por ciento de los habitantes del país no estarían dispuestos a vivir con alguien de otra raza o con una cultura distinta.
De igual forma, 55 por ciento de los y las mexicanas admiten que en el país se insulta a los demás por su color de piel, pero de ese total, 11 por ciento justifican que así sea o están de acuerdo con que los indígenas son pobres porque no trabajan lo suficiente.
Además, 20 por ciento de las personas se sienten a disgusto con su tono de piel, 24 por ciento se han sentido discriminados por su apariencia física y 5.5 por ciento consideran negativo que la sociedad está formada por gente de fenotipos distintos.
Un indígena en México con licenciatura ganaba en 1995 poco más de 3 mil pesos mensuales de sueldo, mientras que un no indígena con el mismo nivel de estudios ganaba más de 6 mil 500.
Los mexicanos de piel más oscura tienen 57 por ciento menos oportunidades de ir a la universidad en comparación con los de tez blanca.
Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación actualmente sólo le faculta a las autoridades a sancionar a organismos públicos, pero no a individuos o empresas particulares, quienes son más propensos a este tipo de actitudes.
México firmó y ratificó en 1975 la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, pero desde ese año y hasta 1996 el gobierno simplemente negó que en el país existiera el racismo.
El racismo genera en primer lugar un desgaste enorme de energía, pues la persona siente rechazo y vergüenza de sí mismo, lo que se traduce en un país incapaz de valorar los saberes, las contribuciones y la riqueza de sus pueblos y culturas.
“Los mexicanos nos damos vergüenza y eso es muy triste.
Otros efectos del racismo es criminalizar a ciertos grupos por su apariencia física, culparlos de su pobreza, despojarlos de sus recursos naturales o simplemente negarles derechos básicos
Para desmontar las estructuras del racismo haría falta poner en marcha programas de educación intercultural y diseñar una nueva política de medios que no sólo exalte el modelo occidental de belleza, pero, sobre todo hablar sobre el tema.

Una de las claves para tolerar el racismo en México es poder negarlo, asumirlo como algo natural y de esa forma justificar el privilegio y la desigualdad social.

domingo, 16 de febrero de 2014

ALMITAS BUENAS. Mar de Historias. Cristina Pacheco.

Mar de Historias
Almitas buenas
Cristina Pacheco
Tengo computadora nueva. Renuncié a la anterior porque sus circuitos se debilitaron, perdió varias teclas y contrajo una especie de locura que la puso en desacuerdo con mis dedos. En donde yo marcaba una letra aparecían números o signos. Escribir es difícil, pero hacerlo en esas condiciones se vuelve un infierno. Sin embargo, lamenté deshacerme de la Toshiba que me acompañó en las más recientes etapas de mi travesía por el Mar de Historias.

Que haya quitado del escritorio mi vieja computadora no significa que piense tirarla o regalársela a los fierreros que a diario aparecen en esta colonia. Desde hace una semana le asigné un lugar entre los libros y periódicos que atestan mi estudio. Me tranquiliza su proximidad. De vez en cuando la miro y me emociono. Le agradezco que ya sin energía, ciega y muda me guarde nombres, paisajes, lugares, escenas y la sombra de un colibrí que fue protagonista de un relato.
Insisto: no resultó fácil aceptar que mi vieja computadora estuviera desahuciada. El técnico, que es también mi proveedor, tardó en convencerme. Lo hizo con la paciencia y los términos en que un médico recomienda dejar tranquilo a un enfermo terminal. El señor Avilés reforzó sus argumentos explicándome que la nueva es mucho más rápida, lógica y sensible; además, no requiere del ratón (que por cierto nunca he podido manejar) y su teclado se iluminará de rojo cuando lo use. Al ver la Qosmio me pregunto cuál de sus pulsores se desprenderá primero, en qué momento entrará en esa etapa de confusión que presagia el final y en dónde la pondré cuando llegue la hora de sustituirla por otra computadora, de seguro más potente, más veloz, más sensible y más lógica.
II
Debo a mi padre muchas cosas, entre otras que me haya enseñado a amar la tierra y a escribir. Lo hizo cuando yo tenía tres o cuatro años y vivíamos en el rancho. Solemne, hizo que me sentara en un banquito rústico de tres patas (mi abuelo lo usaba cuando se ponía a desgranar), puso entre mis dedos un lápiz que, según me dijo, estaba lleno de letras ansiosas de aparecer en mi cuaderno rayado. Al principio de la fila venían las vocales, luego las consonantes arreadas por la z, que es de pocas palabras.
Con las computadoras me sucede lo mismo que con aquel lápiz: pienso que llegan a los usuarios con una carga de posibilidades, recuerdos, historias por contar. A mi Qosmio voy a ponerla a prueba haciendo que me permita volver a los sitios que nunca he abandonado: el rancho, el pueblo, Buenavista, la noche iluminada de Insurgentes, la escuela, la vecindad.
III
La formaban 15 viviendas. Un portón carcomido las protegía. Pensábamos que la chapa, la tranca y el letrero de Se prohíbe la entrada a toda persona ajena a este lugar bastaban para contener a los malhechores del barrio. Algunos eran nuestros vecinos. Tenían apodos ( El MequeEl RaEl HuevoEl Picho) y se comunicaban entre sí a base de silbidos. Ese lenguaje en clave convertía nuestra vecindad, sobre todo al anochecer, en una especie de enorme pajarera.
En aquel mundo cerrado –una ciudad dentro de la ciudad– todo era de todos: la felicidad, el dolor, la ilusión, la desesperanza, los nacimientos, los duelos y las fiestas. No podía ser de otra manera: las casas se apoyaban unas en otras, las paredes eran delgadas y no había una sola ventana con los vidrios completos. Por los huecos escapaban olores, palabras, risas, gemidos, música –sobre todo canciones rancheras y boleros. A fuerza de oírlos, quienes éramos niños los memorizábamos. Palabras como mancornadora opervertida se sumaban a las que aprendíamos en la escuela o en el catecismo.
Consuelo, la hija de un carpintero, nos impartía las clases de religión todos los viernes, de cuatro a cinco de la tarde, en el atrio de la parroquia. Alta, seca, nuestra catequista parecía muñeca de trapo y siempre iba vestida con hábito carmelita. Esa era su forma de agradecer los milagros recibidos por otros o de pagar mandas ajenas.
Siempre al final de la clase nos hablaba del sacrificio, única ruta posible hacia la gloria de Dios. Si aspirábamos a alcanzarla teníamos que aprender a renunciar a todo lo que en medio de nuestra vida difícil representara un momento de alivio o de felicidad. Para hacernos entendible su idea, Consuelo la ilustraba con ejemplos sencillos, aptos a nuestra edad.
Aún recuerdo sus palabras: Cuando sientan frío, en vez de ponerse el suéter, aguántenlo, porque de ese modo castigan su cuerpo y se vuelven almitas mejores.Si sus papás les compran una muñeca o un camioncito, no cedan a la tentación de divertirse con esos juguetes. Domínense. Pongan a prueba su voluntad. A la hora de la comida, aunque tengan mucha hambre, no se abalancen sobre el plato. Esperen. Controlen su apetito.
Sus enseñanzas no caían en el mejor terreno. A esas horas, a punto de recuperar la libertad, sólo nos interesaba recibir la gratificación que por seralmitas buenas nos repartían las beatas encargadas de la parroquia: un bolillo y una paleta de dulce a cada uno. Mientras obteníamos el premio, doña Consuelo nos miraba sonriente, segura de que con su gesto nos recordaba que debíamos postergar todo placer si es que de verdad aspirábamos al cielo.
Abandonábamos el atrio callados y en fila. Manteníamos la formación y la actitud mesurada hasta que llegábamos a la esquina donde dábamos vuelta rumbo a nuestras casas, pero antes nos deteníamos en el jardín de San Álvaro. Lejos de la parroquia y de la vigilancia de doña Consuelo, olvidábamos nuestra condición de almitas buenas y sobre todo de lo hermoso que puede ser el sacrificio.
Sentados en el pasto, nos disponíamos a disfrutar del premio obtenido a cambio de haber soportado una hora aburridísima en el atrio. Por diversión, competíamos. A quien le duraran más el bolillo o la paleta era el triunfador, y por lo mismo tenía derecho a imponernos castigos: recorrer el jardín saltando en un pie, subir a un árbol de tres copas, entrar descalzo en la fuente de agua helada. Nos reíamos de eso y de cualquier cosa sólo por el gusto de hacerlo, de sentirnos vivos.
Si nuestra catequista nos hubiera descubierto en aquellos momentos habría sufrido mucho pensando que, a pesar de todos sus esfuerzos, a espaldas suyas estábamos eligiendo el camino del infierno. Pobre Consuelo, incapaz de entender que nuestra insubordinación significaba todo lo contrario: una experiencia liberadora que nos conducía al cielo, el único al que aspirábamos porque tenía olor a pan y un saborcito dulce, muy dulce.


martes, 4 de febrero de 2014

PRIMERO LOS MAESTROS, LUEGO LOS LIBROS, AHORA ENLACE ¿MAÑANA LOS NIÑOS?

CHUAYFFET YA NO SABE A QUIEN ECHARLE LA CULPA DE LA MALA EDUCACIÓN EN MÉXICO: PRIMERO FUE EL SINDICATO Y LOS MAESTROS Y CREARON LA LGSPD PARA ACABAR CON EL MAGISTERIO, DESPUÉS DIJO QUE EL PROBLEMA ERAN LOS LIBROS DE TEXTO, POR LOS ERRORES, AHORA DICE QUE FUE LA PRUEBA ENLACE. A VER SI NO TERMINA DICIENDO QUE EL PROBLEMA SON LOS NIÑOS. ¿Y LA RESPONSABILIDAD DEL GOBIERNO?

Desaparecerá la SEP la carrera magisterial para crear otra en 2015

Karina Avilés. La Jornada. Martes 4 de febrero de 2014, p. 32

El titular de la SEP), Emilio Chuayffet, anunció una segunda generación de pruebas que se aplicarán a partir de 2015, en sustitución de Enlace, la cual tuvo un impacto: la decadencia de la educación en México.
Además, por ley, en 2015 se extinguirá la carrera magisterial y para mayo de ese año estará listo el nuevo mecanismo que lo remplazará sin que ello signifique revertir los derechos adquiridos por los profesores.
Según él, el efecto de vincular ENLACE a los estímulos monetarios de los maestros, alumnos y escuelas ocasionó una serie de perversiones, como las siguientes: enseñar en el aula el contenido de la prueba y dejar a un lado el plan de estudios; procurar que el alumno de bajo rendimiento no llegue a la escuela el día del examen para evitar la caída del promedio en el rendimiento de los estudiantes; pasar las respuestas a los escolares e, incluso, corregirles dichas respuestas una vez entregado el examen.

Por ello la nueva generación de exámenes, bajo ninguna circunstancia estarán relacionados con los estímulos económicos.

OPCIONES DE COMUNICACIÓN PARA NIÑOS CON SÍNDROME DE DOWN

Estudian opciones de comunicación para niños con síndrome de Down
LOS NIÑOS CON SÍNDROME DE DOWN PRESENTAN CIERTAS LIMITACIONES PARA COMPRENDER Y DESARROLLAR LA LENGUA DEBIDO A QUE DESDE PEQUEÑOS PRESENTAN PROBLEMAS CON EL OÍDO MEDIO, LO QUE IMPIDE QUE PUEDAN ESCUCHAR LOS FONEMAS.
UNA OPCIÓN –QUE SE HA PROBADO EN PAÍSES DESARROLLADOS– ES INTRODUCIR EL LENGUAJE DE SEÑAS, EL CUAL HA FUNCIONADO Y PUEDE LLEGAR A SER UNA ALTERNATIVA PARA ESTOS NIÑOS Y SUS FAMILIAS.

Emir Olivares Alonso. La Jornada.  4 de febrero de 2014 (resumen)

Evidencia científica ha demostrado que, incluso antes de nacer, un bebé desarrolla habilidades para discriminar los sonidos y a las pocas horas de nacido es capaz de ubicar los provenientes de su lengua materna.
En el último trimestre del embarazo el bebé puede diferenciar los sonidos del idioma materno y al medio año de vida su cerebro desarrollar la capacidad para identificar los sonidos más frecuentes y diferenciarlos de otras lenguas.
Por lo menos a partir de los seis meses de edad ya tienen respuestas muy específicas hacia ciertas palabras: mamá, papá, leche, agua, pelota o de personas y objetos que tienen muy presentes. Hay evidencia de que a esa edad tienen comprensión de las primeras palabras. La producción (del lenguaje) comienza a presentarse entre los 15 y 18 meses de edad, y en algunos casos hasta los dos años y medio o tres, pero eso no quiere decir que no comprendan. 
Hay casos en los que se presentan ciertas limitaciones para comprender y desarrollar la lengua, uno es en los niños con síndrome de Down. Esto debido a que desde pequeños presentan problemas con el oído medio, lo que impide que puedan escuchar los fonemas.
Lenguaje telegráfico
Estos infantes tienen serios problemas para aprender la lengua por diversas razones: por un lado las constantes infecciones del oído medio los hace pasar largos periodos en los que no escuchan bien, y para comprender el lenguaje es necesario estar expuesto (desde pequeños) a todo el repertorio, y al no poderlo hacer, hay implicaciones negativas. En segundo lugar, pocos de ellos logran tener un discurso fluido; por el contrario, presentan un lenguaje telegráfico, el cual es difícil que puedan comprender personas que no interactúan con ellos habitualmente.

Una opción –que se ha probado en países desarrollados– es introducir el lenguaje de señas, el cual ha funcionado y puede llegar a ser una alternativa para estos niños y sus familias.

lunes, 3 de febrero de 2014

EL ETERNO VIAJERO

Mar de Historias
El eterno viajero
Cristina Pacheco

Para suplir nuestras interminables conversaciones, siempre que te ibas de viaje nos llamábamos y nos escribíamos cartas. Las hojas de papel nunca bastaban para que nos dijéramos lo que nos sucedía, a ti en un ambiente nuevo y a mí en el que conoces de sobra porque lo hicimos juntos. Por más cuidadosos que fuéramos siempre se nos olvidaba registrar algo.
Para evitar esos huecos se te ocurrió que lleváramos cada uno un diario a partir de nuestra despedida en el aeropuerto o en la estación. Ese registro siempre me ha hecho imaginar que no te has ido, por eso de una vez comienzo mis anotaciones en este cuadernito y no en una libreta, como siempre.
Los arreglos para tu viaje fueron muy complicados. Decidir qué ibas a meter en la maleta nos tomó horas, aunque mucho menos que ordenar en fólders los textos que pensabas corregir una vez más. No dispuse de un minuto libre para ir a la papelería, así que estoy usando el cuadernito que nos mandó Almudena Grandes: El lector de Julio Verne.
Me encanta, porque tiene aspecto de útil escolar, lástima que sea tan delgado. Mañana compraré una libreta gruesa (donde copiaré lo que escriba hoy) y luego otra y otra, porque tu viaje esta vez será muy largo. Por favor, tú también escribe el diario, pero no en papelitos sueltos, sin fecha, que luego tengo que ordenar como si fueran partes de un rompecabezas.
II
Parto de lo que vivimos apenas esta mañana. Por tomarnos un último café, se nos hizo tarde para ir a la estación. Pese a ser domingo, nos topamos con cuatro manifestaciones y un tráfico endemoniado. Estuvo en peligro tu mayor orgullo: jamás haber perdido un avión o un tren. Para colmo surgió otro inconveniente: todos los estacionamientos llenos. Coincidimos en que te fueras caminando a la estación para registrarte mientras yo me estacionaba. Tardé mucho en lograrlo. Cuando bajé del coche me di cuenta de que habías olvidado tu bufanda. La tomé y corrí tan rápido como me lo permitieron los zapatos de tacón alto.
Si me hubiera puesto botas quizás habría llegado a la estación antes de que te pasaran al área destinada a los viajeros. Intenté convencer a un guardia de que me permitiera pasar hasta allí para entregarte tu bufanda. Se negó. Le supliqué y hasta lo hice partícipe de tu vida (cosa que detestas), explicándole que te ibas a una ciudad que estaba a 40 bajo cero. Se estremeció como si fuera él quien iba a padecer un clima tan adverso.
Me da vergüenza confesártelo, pero odié a ese hombre sólo porque cumplía con su deber. Traté de ablandarlo llamándolo oficial, pero fue inútil. Me resigné a renunciar a nuestra despedida y al invariable intercambio de recomendaciones y promesas: Júrame que no te quedas triste. Procura dormir en el camino. Cierra muy bien la puerta. Te llamo en cuanto llegue.
Debo haber tenido una cara terrible, porque el guardia al fin me permitió pasar. Entré en el andén en el momento en que subías la escalerilla con la cabeza vuelta hacia la entrada. Sé que me viste, oí que me gritaste algo que no alcancé a entender. Supongo que repetías la promesa habitual: Te llamo en cuanto llegue.
Sentí desesperación, necesidad de abrigarte el cuello y corrí pegada a las vías, pero no alcancé el tren y mucho menos a la altura del vagón en que ibas. Te imaginé quitándote el abrigo y metiendo al maletero la mochila con el libro que quisiste llevarte, los fólders, una colección de bolígrafos bic de punto grueso y al fondo de todo la Mont Blanc de la edición Schiller que te regalé para tu cumpleaños.
Te fascinó desde que la viste anunciada en una revista y decidí comprártela en secreto. De otro modo me lo habrías prohibido, bajo el argumento de que: es demasiado cara. No gastes en mí. Por hacerte un obsequio recibí otro maravilloso: tu expresión de felicidad cuando probaste la pluma en una servilleta de papel.
Mejor no recordar tanto. Vuelvo a lo de esta mañana. Cuando el tren desapareció en la curva me eché tu bufanda sobre los hombros. Sentí la misma tranquilidad que cuando estás de viaje y me pongo tus calcetines o tu suéter que siempre huele a esa loción barata que prefieres.
III
Al salir de la estación no pude recordar en dónde había estacionado el coche. Durante el tiempo que caminé para encontrarlo se me olvidó que te habías ido y llamé a la casa para decírtelo. Claro que no obtuve respuesta. Imaginé los cuartos vacíos, silenciosos y sentí apremio de llenarlos con el rumor de mis pasos. A pesar de mi urgencia me detuve en una librería. Recorrí todos los pasillos, miré cada anaquel, me asomé a las mesas de novedades.
Mi comportamiento despertó las sospechas de los empleados y de una mujer-policía multicolor: cabello granate, párpados azules, mejillas cobrizas, labios fucsia y uñas verdes. Adiviné sus dudas para elegir esa paleta y el tiempo que le habría tomado maquillarse. Acabé por admirarla y le sonreí, pero ella siguió observándome desconfiada, lista para actuar en caso necesario.
La situación habría sido menos incómoda si le hubiera dicho a la mujer-policía que si iba de un lado a otro se debía a que estaba haciendo comparaciones entre los libros para llevarme el más grueso, el que me aloje y me acompañe durante el primer techo de tu ausencia. Después de consultar índices y hacer sumas me decidí por Los Thibault. Sus seis tomos alcanzan mil 830 páginas con letra pequeña. Tomando en cuenta que mi trabajo me deja poco tiempo libre, calculo que leer esta novela me tomará muchos meses, aunque menos de los que tardarás en regresar.
Si estuvieras aquí y te mostrara mi primera compra desde que te fuiste dirías: Este libro lo tenemos. ¿Para qué trajiste otro? Pues para no ver tus anotaciones en los márgenes, las marcas que dejaste, la ceniza de tu cigarro que cayó entre las hojas. En las circunstancias actuales, encontrarme con esas huellas me lastimaría.
IV
En cuanto abrí la puerta te grité el saludo de siempre, ya sabes cuál. Subí a tu cuarto rápido, como si estuvieras esperándome. No estabas, pero encontré la ropa que dejaste tirada, el encendedor que diste por perdido y la cachucha con que te protegías de la luz artificial para ahorrar vista, según tus propias palabras.
Luego hice lo de siempre al mediodía: bajé a la cocina para hacer café. Aunque no lo creas resulta muy difícil y requiere de cierto valor preparar una sola porción de lo que sea cuando siempre has hecho dos. Con la taza en la mano salí al patio y puse a funcionar la fuente para que subiera el rumor del agua que te recuerda el mar.
Ya casi llené el cuadernito de Almudena. Le pondré la fecha de hoy: 26 de enero. Mañana escribiré en la primera libreta de las muchas que tendré que llenar contándote mi vida hasta el día en que vuelvas. Ya sé que esta vez no será pronto. En cierta forma es mejor: me darás tiempo de cumplir con todos tus encargos, entre ellos encontrar la pluma negra con la que tenías mejor letra. Esto me recuerda otro de mis pendientes: descifrar lo que escribiste en hojas sueltas las noches anteriores a tu viaje.

Hice una pausa. Me levanté del escritorio porque reapareció frente a tu ventana el colibrí que tanto te gustaba. Si él regresó, es imposible que no regreses tú.

EN CHINA EL USO COMPULSIVO DE INTERNET SE CONSIDERA UN TRASTORNO CLÍNICO

Sicóloga alerta sobre daños por adicción a Internet
China etiquetó el uso compulsivo de Internet como trastorno clínico y abrió centros de readaptación social para tratarlo. La adicción consiste en un patrón de comportamiento caracterizado por la pérdida de control sobre su uso, que conduce al aislamiento, al descuido de las actividades académicas, laborales, recreativas, a la salud y la higiene.
En China 24 millones de jóvenes se la pasan en los cibercafés. Le llaman la heroína electrónica y en algunos la adicción es tan aguda que usan pañales desechables para no tener que levantarse al baño. Cuentan con 400 centros de rehabilitación para adolescentes. Durante un mes los jóvenes alternan entrenamiento militar, tratamiento médico y terapia familiar; muchos adolescentes son internados contra su voluntad, vigilados en los centros por soldados armados.
El gobierno no subsidia los tratamientos, de manera que es un gran sacrificio para los padres. Entre los países europeos, España tiene el índice más alto de jóvenes adictos. En México no tenemos estadísticas confiables; sin embargo, los padres ya expresan preocupación. Con el uso excesivo de videojuegos el cerebro despierta el centro del placer que dispara dopamina, altamente adictiva. Como sicóloga he atendido casos de adolescentes que se quedaron tres días jugando sin dormir, por lo que se les disparó una crisis sicótica y hubo que internarlos en el siquiátrico. Incluso, mi nieto de 8 años, con lágrimas, me pidió que lo ayudara, ya que no podía controlar los pensamientos.
La adicción a la Internet y a los videojuegos es un hecho; provoca los mismos síntomas que a las sustancias químicas por lo que es necesario poner límites. Vigilen a sus hijos. No todo el tiempo están haciendo la tarea; además, están en riesgo de acoso sexual. Vigilen, limiten y fomenten actividades recreativas y deportivas. Es importante que los niños duerman un mínimo de 11 horas. El cortisol que se libera por la adicción al juego y por mal dormir produce obesidad
Rosa Chávez Cárdenas

¿JEFES DE SECTOR Y SUPERVISORES DE ZONA AÚN CONTROLADOS POR EL SNTE?

PORQUE HASTA 1989 EN EL DF SE "GANABA" EL PUESTO DE JEFE DE SECTOR Y SUPERVISOR POR CONTROLAR SINDICALMENTE A LOS MAESTROS SE NOS SIGUE ESTIGMATIZANDO ASÍ ¿O HABRÁ ALGO DE VERDAD AÚN?


BEATRIZ CALVO PONTÓN, MARGARITA ZORRILLA Y OTROS EN UN ESTUDIO HECHO PARA EL INSTITUTO INTERNACIONAL DE PLANEAMIENTO DE LA EDUCACIÓN IIPE-UNESCO, EN 2002,  asevera que:  

“En México, los supervisores de zona... ocupan una posición estratégica dentro del Sistema Educativo... dada su cercanía a las autoridades institucionales, su influencia en la toma de decisiones les permite dar a éstas la información sobre las necesidades diarias de los estudiantes, de los docentes y de las escuelas o pueden hacer extensas a mayor número de ellas, las prácticas pedagógicas que han probado arrojar buenos resultados... está en sus manos promover el trabajo educativo en los planteles, ya que junto con directores, maestros y alumnos definen, en gran parte, el rumbo que éstos toman”

“Sin embargo en la práctica, la supervisión ha funcionado bajo condiciones poco favorables” así como sus actitudes “hacia el trabajo y hacia las tareas propiamente académicas, sus estilos de trabajo, sus diversos intereses y posiciones de poder han servido para impulsar las tareas y las innovaciones educativas... también han sido utilizadas para lograr objetivos... político sindicales”

“.. La falta de equipos de supervisores profesionalmente sólidos, así como de condiciones materiales de trabajo, y el hecho de que la supervisión ha sido parte de un sistema reproductor de prácticas burocráticas, ha dado lugar a que esta se distinga más por sus funciones administrativas y de vigilancia, y como medida instrumental basada en criterios de eficiencia, eficacia y competitividad individual, que por su papel como promotor del trabajo pedagógico...”


La figura de supervisor escolar debe desligarse de prácticas del SNTE
Laura Poy Solano. La Jornada 3 de febrero de 2014, p. 13

Modificar la supervisión escolar hacia acciones pedagógicas de mejora en las escuelas demanda no sólo un cambio de mentalidades; también pasa por desligar la figura del supervisor del Sindicato, advirtió Beatriz Calvo Pontón, especialista del Centro de Investigaciones y Estudio Superiores en Antropología Social (Ciesas).

El puesto (de supervisor) se ganaba con trabajo político-sindical. Si te portas bien, si apagas el fuego en tal o cual escuela, te premio con una supervisión. Así se aplicó desde antes de Elba Esther Gordillo al frente del gremio.

Por ello, consideró que cambiar el quehacer requerirá dotar de contenido los objetivos de fortalecimiento de la supervisión escolar; sin embargo, destacó, la reforma se ha quedado corta en la transformación de quienes ocupan una posición estratégica en el sistema educativo por su función de enlace entre las autoridades del sector y los directivos y docentes.

Tenemos que trabajar con quienes ya ocupan los cargos de supervisor, quienes, dijo, tienen entre 25 y 30 años de servicio. No es suficiente con darles un diplomado para cambiar viejas inercias. Es necesario modificar las prácticas cotidianas, pues se capacita a una generación que quizá se jubile en menos de cinco años.

Supervisores escolares del Distrito Federal y estado de México afirmaron que hay una creciente inconformidad ante la aplicación de un nuevo marco normativo para la supervisión escolar, pues no sólo se nos responsabiliza del éxito de la reforma y su acatamiento en los centros escolares, también refuerza el papel vigilancia y control. Es aplicar la ley del garrote.

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lunes, 6 de enero de 2014

EDUARDO GALEANO. El derecho al delirio

El derecho al delirio

Ya está naciendo el nuevo año. El nuevo año nace un primero de enero por obra y gracia de un capricho de los senadores del imperio romano, que un buen día decidieron romper la tradición que mandaba celebrar el año nuevo en el comienzo de la primavera. Y la cuenta de los años de la era cristiana proviene de otro capricho: un buen día, el papa de Roma decidió poner fecha al nacimiento de Jesús, aunque nadie sabe cuándo nació.

El tiempo se burla de los límites que le inventamos para creernos el cuento de que él nos obedece; pero el mundo entero celebra y teme esta frontera. Una invitación al vuelo

Años van, años vienen, la ocasión es propicia para que los oradores de inflamada verba peroren sobre el destino de la humanidad, y para que los voceros de la ira de Dios anuncien el fin del mundo y la reventazón general, mientras el tiempo continúa, calladito la boca, su caminata a lo largo de la eternidad y del misterio.

La verdad sea dicha, no hay quien resista: en una fecha así, por arbitraria que sea, cualquiera siente la tentación de preguntarse cómo será el tiempo que será. Y vaya uno a saber cómo será.

Aunque no podemos adivinar el tiempo que será, sí que tenemos, al menos, el derecho de imaginar el que queremos que sea. En 1948 y en 1976, las Naciones Unidas proclamaron extensas listas de derechos humanos; pero la inmensa mayoría de la humanidad no tiene más que el derecho de ver, oír y callar. ¿Qué tal si empezamos a ejercer el jamás proclamado derecho de soñar? ¿Qué tal si deliramos, por un ratito? Vamos a clavar los ojos más allá de la infamia, para adivinar otro mundo posible:

El aire estará limpio de todo veneno que no venga de los miedos humanos y de las humanas pasiones; en las calles, los automóviles serán aplastados por los perros;

La gente no será manejada por el automóvil, ni será programada por el celular o la computadora, ni será comprada por el supermercado, ni será mirada por el televisor;

Y el televisor dejará de ser el miembro más importante de la familia, y será tratado como la plancha o la lavadora;

La gente trabajará para vivir, en lugar de vivir para trabajar;

Se incorporará a los códigos penales el delito de estupidez, que cometen quienes viven por tener o por ganar, en vez de vivir por vivir nomás, como canta el pájaro sin saber que canta y, como juega el niño sin saber que juega; en ningún país irán presos los muchachos que se nieguen a cumplir el servicio militar, sino los que quieran cumplirlo;

Los economistas no llamarán nivel de vida al nivel de consumo, ni llamarán calidad de vida a la cantidad de cosas;

Los cocineros no creerán que a las langostas les encanta que las hiervan vivas;

Los historiadores no creerán que a los países les encanta ser invadidos;

Los políticos no creerán que a los pobres les encanta comer promesas;

La solemnidad se dejará de creer que es una virtud, y nadie tomará en serio a nadie que no sea capaz de tomarse el pelo;

La muerte y el dinero perderán sus mágicos poderes, y ni por defunción ni por fortuna se convertirá el canalla en virtuoso caballero;

Nadie será considerado héroe ni tonto por hacer lo que cree justo en lugar de hacer lo que más le conviene;

El mundo ya no estará en guerra contra los pobres, sino contra la pobreza, y la industria militar no tendrá más remedio que declararse en quiebra;

La comida no será una mercancía, ni la comunicación un negocio, porque la comida y la comunicación son derechos humanos;

Nadie morirá de hambre, porque nadie morirá de indigestión;

Los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura, porque no habrá niños de la calle;
Los niños ricos no serán tratados como si fueran dinero, porque no habrá niños ricos;

La educación no será el privilegio de quienes puedan pagarla; la policía no será la maldición de quienes no puedan comprarla;

La justicia y la libertad, hermanas siamesas condenadas a vivir separadas, volverán a juntarse, bien pegaditas, espalda contra espalda;

Una mujer, negra, será presidenta de Brasil y otra mujer, negra, será presidenta de los Estados Unidos de América; una mujer india gobernará Guatemala y otra, Perú;

En Argentina, las locas de Plaza de Mayo serán un ejemplo de salud mental, porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria; la Santa Madre Iglesia corregirá las erratas de las tablas de Moisés, y el sexto mandamiento ordenará festejar el cuerpo;

La Iglesia también dictará otro mandamiento, que se le había olvidado a Dios: Amarás a la naturaleza, de la que formas parte;

Serán reforestados los desiertos del mundo y los desiertos del alma; los desesperados serán esperados y los perdidos serán encontrados, porque ellos son los que se desesperaron de tanto esperar y los que se perdieron de tanto buscar;
Seremos compatriotas y contemporáneos de todos los que tengan voluntad de justicia y voluntad de belleza, hayan nacido donde hayan nacido y hayan vivido cuando hayan vivido, sin que importen ni un poquito las fronteras del mapa o del tiempo;

La perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los dioses; pero en este mundo chambón y jodido, cada noche será vivida como si fuera la última y cada día como si fuera el primero.


Un texto modificado para este 2014 de Galeano, Eduardo. Patas arriba. La escuela del mundo al revés.