Propuesta para la renovación de la sección
“Competencia Lectora” en el Reporte de Evaluación
Hasta el pasado ciclo
escolar 2012-2013, la cartilla de educación básica contenía un apartado con
indicadores para evaluar la competencia lectora en tres rubros: Comprensión
lectora, Velocidad de lectura y Fluidez lectora. Los indicadores
correspondientes a Comprensión lectora, se centraron en el número de respuestas
correctas que el estudiante daba sobre determinado texto; no obstante,
responder preguntas específicas no es un recurso suficiente para saber si un
lector comprendió un texto o no. Son múltiples los factores que inciden en la
comprensión de un texto, y también en la construcción de su significado. Un
mismo texto puede dar lugar a interpretaciones diversas (todas ellas válidas),
de acuerdo con las características, experiencias, conocimientos y contexto del
lector.
Por su parte, los
indicadores vinculados con velocidad de lectura se centraban en el número de
palabras leídas por minuto, y los de fluidez lectora con el tono, ritmo y
volumen de la lectura. Se unen ambas categorías en este párrafo porque su
inclusión en la cartilla de educación básica fue motivada por el supuesto de que
la velocidad lectora impacta en la fluidez y la fluidez es necesaria para
lograr la comprensión lectora; sin embargo, poner énfasis en el número de
palabras que un lector lee por minuto, y cómo lo hace, contradice la idea de
comprensión lectora según el enfoque adoptado por el currículo vigente, en el
que se reconoce que toda lectura es una búsqueda de significado.
En este sentido, contar
palabras y privilegiar la pronunciación, el ritmo, el tono y el volumen al
leer, son acciones congruentes con una concepción de lectura que considera que
el lector registra en su mente la información contenida en el texto extrayendo
el significado de cada palabra para unirlo con el de la palabra anterior y con
el de la siguiente, hasta articular un significado, de forma rápida y fluida,
lo cual no garantiza que un lector haya comprendido un texto. La escuela tiene
el compromiso de formar practicantes competentes de la lectura (y la
escritura), y no sólo sujetos que puedan “descifrar” el código; es decir, el
lenguaje escrito.
La lectura es una práctica
cultural que consiste, principalmente, en interrogar activamente a un texto
para construir su significado, con base en las experiencias y conocimientos
previos que el lector tiene sobre el tipo textual, su contenido y el mundo en
que habita. Desde esta perspectiva, leer es también comunicarse, entablar un
diálogo con un autor, su tiempo, su contexto y sus ideas, sea el tipo de texto
que sea.
Leer y comprender lo que
se lee es una herramienta fundamental para la vida y para el estudio. El
propósito es lograr que las personas (niños, jóvenes y adultos) conciban y
experimenten el acto de leer como parte fundamental de la vida, que hace
posible aprender, informarse, divertirse, imaginar, etcétera.
Por lo anterior, se
desarrolla una propuesta para sustituir la sección acerca de la competencia
lectora en el Reporte de Evaluación, el cual reemplaza a la Cartilla
de Educación Básica a partir del ciclo escolar 2013-2014.
a) Se centra en el proceso
de comprensión lectora, dejando de lado la velocidad y la fluidez que son
producto de la primera, sin obviar el proceso de escritura; y
b) Se presentan
instrumentos diferenciados para cada dos grados en la primaria y para el nivel
de secundaria, a fin de identificar especificidades y graduar el proceso.
Los instrumentos han sido
elaborados considerando los componentes de la competencia lectora integrados en
PISA1, que más allá de cualquier discusión sobre la prueba en sí misma o sus
usos, ha reunido mucho trabajo de índole teórico y práctico en relación con la
competencia lectora.
El otro referente empleado
para la elaboración de los criterios fueron los propios programas de estudio,
particularmente en aquellos elementos generales respecto de la lectura y la
escritura, para que con el ajuste curricular dichos referentes de evaluación de
la comprensión no se vean afectados.
Por otro lado, en razón de
la complejidad que implica la construcción de referentes de evaluación para la
comprensión lectora, los instrumentos se diseñaron a partir de indicadores que
dan cuenta de la habilidad específica con base en una escala likert.
Dichos instrumentos consideran, a su vez, dos aspectos:
a) Que permitan mantener
la atención en la lectura y la escritura, específicamente en cuanto a
comprensión; y
b) Que sean claros para
los padres de familia, por ello se buscó una redacción alejada de referentes
técnicos.