La
transformación de la escuela: Una condición para el cambio educativo.
Rodolfo
Ramírez Raymundo.
Es la escuela el espacio concreto donde cobran existencia
las disposiciones normativas y otras disposiciones legales, especialmente el
currículo oficialmente establecido, pero lo que ocurre en la escuela no es
solamente una reproducción más o menos adecuada de lo que se manda, sino una
reconstrucción de todo tipo de propuestas e instrucciones. Es decir, la escuela,
integrada principalmente por maestros y directores, es un espacio vivo y de la
experiencia de los profesores, de las
tradiciones pedagógicas, de las competencias específicas que tienen las
personas que ahí trabajan depende mucho la experiencia escolar de cada
estudiante. La enseñanza por lo tanto está influida notablemente por la
organización escolar. Este punto tiene que ser un elemento central cuando se
habla de promover el cambio educativo o de emprender reformas para cambiar la
tarea sustancial.
Las reformas educativas sólo cobran significado
específico, no siempre el mismo, en cada centro escolar.
Investigadores norteamericanos han afirmado que no son
las reformas las que cambian a las escuelas sino que son las escuelas las que
cambian a las reformas. Las adaptan, las reconstruyen y muy posiblemente las
asimilan en la tradición ya establecida, por eso cuando se quiere emprender un
cambio educativo en serio hay que colocar a la escuela justamente en el centro
del sistema.
Por otra parte no se trata solo de ver a la escuela como una
organización técnica porque también es una organización política donde hay
intereses legítimos y hay intereses
también ilegítimos, donde hay aspiraciones, cierto número de recursos, etc.
Como dice la maestra Justa Ezpeleta: Atender la articulación
de los procesos pedagógicos y no pedagógicos propios de la vida escolar permitiría hacer
visibles las condiciones institucionales activas en la producción de la
enseñanza y también afinar los procesos de implementación de innovaciones y
reformas.
Esta conciencia de la importancia de la escuela no es
nueva en el sistema educativo mexicano, está en el programa 95-2000, continúo
en el programa nacional 2000-2006 y se han emprendido en entidades y a nivel
nacional proyectos, programas, etc. para transformar la vida escolar sin
embargo en el contexto de las tradiciones y reglas del sistema, entre otros la
supeditación del trabajo profesional a
las reglas de de orden político y sindical
La
falta de apoyo institucional a directores y supervisores que se empeñan porque las
escuelas funcionen bien frente a profesores que se niegan a cumplir su
responsabilidad profesional, la preferencia que se da al cumplimiento formal me refiero a
la recepción de informes mientras se descuida el trabajo real esa es
toda una tradición en el sistema, esas iniciativas fueron reducidas
paulatinamente. De la idea de transformar la gestión de la escuela se redujo a
la idea de introducir la planificación escolar, de la idea de una planificación
escolar participativa se paso a la elaboración de un documento llamado Proyecto
Escolar, proyectos de mejoramiento, hoy Plan Estratégico de Transformación Escolar
y al último ese proceso se ha reducido en muchos casos a hacer clic sobre
algunas opciones establecidas ya en la pantalla de la computadora.
Es decir el proceso constructivo de un proyecto con metas,
orientaciones siempre congruentes con lo nacional se ha reducido y
burocratizado como le ha ocurrido a muchas otras propuestas de
reforma.
Por esa razón y porque el sistema no cambia sus reglas de
operación se mantienen muchos rasgos críticos de nuestros centros escolares, en
primer lugar sigue
siendo un problema el que muchas de nuestras escuelas no funcionan con
regularidad, el tiempo el calendario escolar y el tiempo efectivo dedicado a la
enseñanza es bastante más reducido que lo que este calendario establece. Consumen
el tiempo muchas iniciativas de orden federal, estatal y aún municipal. Programas,
tradiciones, demandas que consumen el escaso tiempo escolar.
El número de esos programas varía, pero podemos encontrar
unos 74 programas que deben ser atendidos en el ciclo escolar, cada programa
además con sus subprogramas. Creo que aquí hay un problema de fondo que es que ninguna
dependencia confía al parecer en el currículo establecido y que la SEP ejerce
una dirección muy débil en términos normativos. Porqué si el tema de la salud
ocupa varias unidades de trabajo habrá un programa especial de salud, por qué
si el tema de las relaciones y la formación de valores está en el programa
habrá un programa especial para la formación para la Paz.
Muchos
programas reiteran los contenidos curriculares, los duplican sin respetar el
ritmo y el plan de trabajo de cada profesor. Otros programas pretenden atender
a través de la escuela problemas emergentes, sean estos la emergencia del SIDA,
sea éste un terremoto o inundaciones o escases del agua, etc.
Nos hemos
excedido, pero
sobre todo quienes lo han propuesto, en demandar a la escuela cosas que sólo puede atender mediante
la formación sistemática y creativa de los alumnos, puede la escuela
contribuir a mejorar las condiciones de
la vida y del mundo pero siempre a través del aprendizaje que realiza con los alumnos
y no a través de múltiples programas emergentes que terminan encargándole el cuidado
de la integración familiar, desde ese nivel, hasta la paz mundial.
Otro
problema central, es que pese a todos los esfuerzos realizados, nuestras escuelas
siguen funcionando como unidades administrativas y no como unidades educativas,
esto es los alumnos tienen un número de matrícula, los profesores un lugar de
adscripción con ciertas reglas y una autoridad que hace de enlace, pero no
podemos decir que disponen de objetivos comunes, reglas de relación acordadas
por todos los participantes y estas dos cosas y estilos congruentes de trabajo
son esenciales para mejorar la calidad de la educación porque si queremos formar
habilidades intelectuales o competencias intelectuales se requiere un trabajo
continuo, coherente que solo se construye mediante la participación.
La reciente reforma constitucional ha mandatado al poder legislativo
a establecer adecuaciones al marco jurídico para fortalecer la autonomía de
gestión de las escuelas ante todos los órdenes de gobierno con el objeto no
sólo de mejorar su infraestructura, comprar materiales, etc. sino también de
resolver problemas de operación básicos y propiciar condiciones de
participación para que alumnos, maestros y padres bajo el liderazgo del
director se involucren en la resolución de los retos que cada escuela enfrenta.
Se entiende que se está hablando de retos de orden
educativo, de retos de orden pedagógico.
Quiero aportar dos elementos:
Colocar
a la escuela en el centro y fortalecer su autonomía, puede ser entendida de dos
maneras:
Una,
la que ha ido dominando en los últimos años, es colocarla en el centro como
blanco de todos los programas, demandas y exigencias. Esa es una manera de
colocar a la escuela en el centro. De colocarla en el centro de todas las responsabilidades.
De ser sometido a todo tipo de controles: del aprendizaje, del desempeño
docente, de cada uno de los programas en que se participa con informes
técnicos, financieros, etc. Y al final colocarle la responsabilidad de todos
los resultados.
Otra forma de entender la centralidad de la escuela es
poner todos los recursos y todas las autoridades al servicio del trabajo más
importante que ahí se realiza. A la
misión sustantiva que es la interacción que hay entre estudiantes y entre
estudiantes y profesores.
Esa sería la autonomía y la centralidad de la escuela que
tendríamos que fortalecer y para ello se requieren muchas medidas:
Lo primero, tenemos que garantizar que las escuelas
tengan los recursos suficientes para
operar y trabajar en condiciones dignas. Esto significa establecer un subsidio,
como tienen todas las instituciones educativas de educación superior para que
las escuelas no pierdan tiempo, energía y muchos recursos en reunir cuotas de
los padres de familia. Es la oportunidad para consolidar la gratuidad de la
educación establecida desde el origen mismo de nuestro sistema.
En segundo lugar tiene que revisarse el sistema de
evaluación que se estableció durante toda la administración anterior porque una
escuela sujeta a múltiples controles que se realizan durante varias veces en el
año escolar no puede tener ni siquiera el ánimo para establecer sus propias
metas.
Tercero tenemos que reorientar y fortalecer ampliamente
la función directiva, en primer lugar desligándola de su relación político
sindical y en segundo lugar fortaleciendo la formación pedagógica de estas
figuras que tendrían que velar y ser garantes de la misión de la escuela.
Y por último, no debemos olvidar que tenemos decenas de
miles de escuelas en condiciones muy difíciles, en primer lugar las escuelas
que están dirigidas a los sectores más pobres de la población, por ejemplo los
cursos comunitarios del CONAFE donde se sigue pidiendo que los padres, que la
comunidad, aloje, alimente al instructor
comunitario, en locales muchas veces que no cuentan con los recursos, tenemos decenas
de miles de escuelas multigrado, escuelas telesecundarias, etc.
Consulta
Ciudadana para integrar el Plan Nacional de Desarrollo 2013 - 2018.
Foro Nacional "México con Educación de Calidad para Todos".
Panel 1: Educación Básica
Boca del Río, Veracruz.
3 de abril de 2013